Escribir sobre ciertos temas estaba prohibido, cuenta Raymond Chandler a uno de los innumerables lectores que le envia una carta y, con su crudeza e ironia habitual comenta: pero igual lo intentabamos, para terminar con un guion lleno de tijeretazos.
Aunque da para pensar que la expresion tijeretazos es, apenas, una broma, lo cierto es que los recientes libros sobre el mundo del viejo Hollywood, el Hollywood dorado de las decadas del treinta, el cuarenta y el cincuenta (la caza de brujas mccarthista acabo con ella) confirman que muchos productos no contentos con tachar aquello que consideraban "fuera de lugar", tambien tomaban tijeras y cortaban, directamente, lo que no les gustaba.
Asi los guionistas rebeldes (personajes como Chandler pero tambien Hammet y el gran William Faulkner) aprendieron que de ciertas cosas no podia hablarse porque estaba mal hacerlo y, como dijo posteriormente un actor, si lo hacias no te pagaban el sueldo y era probable que incluso te echaran al terminarse tu contrato.
Lo mismo sucede cuando se habla de animales en Hollywood: como es un gran negocio, nadie habla de los problemas que implica manejar animales y estos inconvenientes, normalmente, son soportados por tecnicos y actores que, agotados por el desempeño del actor-animal, suelen renunciar de manera ciclica.
Para evitar estos problemas, para conseguir animales de cine que realmente sepan cual es su lugar y desempeñen su trabajo de manera eficiente, existe una compañia llamada Fauna y accion. Fauna y accion esta compuesta por un equipo de halconeros, biologos, veterinarios y naturalists de campo que se dedican a criar y entrenar animales.
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